Esta semana hemos explorado la diferencia entre metateatro y metacine, y cómo el saber cómo se monta una escena contribuye a nuestra capacidad como lectores de apreciar estas dimensiones teatrales y cinemáticas, así como su importancia.
Tomando en cuenta las lecturas y discusiones que hemos tenido en clase, me parece que han podido entender estas dimensiones de los medios del teatro y el cine. Dado que además, tienen que entregar su primera reseña el martes día 24 de octubre, NO tienen que enviar un blogpost esta semana. Quiero que se concentren en la escritura de su primera reseña, sobre la cual algunos de ustedes ya tienen un buen tramo recorrido. NOTA IMPORTANTE: Si usted quiere enviar un blogpost sobre meteateatro, metacine y sobre la pregunta de cómo aparecen estos dos planos referenciales en la película de Miró, y el primero en la obra de teatro de Lope de Vega, pueden enviarlo aquí y les mando comentarios en respuesta. Pero NO es obligatorio esta semana.
La palabra «meta» se refiere al producto final que una entidad ya sea una persona o una institución quiere alcanzar. Cuando se usa «meta» como prefijo de una palabra, pasa a ser algo trascendental que traspasa los límites cuadriculados de la imaginación cautiva.
Metateatro. Como dice el Abel en inglés: «obra dentro de una obra». El meta teatro expone la conciencia dramática cuando un personaje se da cuenta que forma parte de un drama o cuando ese mismo personaje crea su propia historia dentro de la obra de teatro. El teatro busca la anagnórisis y la catarsis.
Metacine. La conciencia fílmica permite que el personaje se dé cuenta que forma parte de una filmación. Con esto, podemos explorar lo que busca el cine – cuál es su objetivo al ser montado y distribuido. Además del entretenimiento, el cine busca ser una catarsis de diferentes temas de la vida, enfatizar algún aspecto de la sociedad, crear la ilusión de que un mundo fantástico es, o puede llegar a ser, real y experimentar con lo que fue, pudo ser y será.
Combinación de metateatro y metacine. En la película El perro del hortelano, (adaptado de la obra de teatro El perro del hortelano de Lope de Vega) la cineasta Miró logró combinar el metateatro con el metacine. En una escena, el gracioso Tristán, en el acto tres, se arriesga a que lo encarcelen cuando se disfraza de un griego y comienza a actuar que proviene de Constantinopla ante el conde Ludovico. Tristán intenta engañar al conde diciéndole que Teodoro es su hijo para así resolver el conflicto de la obra de arte – el amor prohibido entre Diana, la condesa de Belflor, y Teodoro, su secretario. Cuando Miró creó esta escena, desarrolló el metateatro existente de Tristán y traspasó el lente de la cámara para moldear el metacine. ¡Brillante! Esta perforación de la cuarta pared, el lente de la cámara y el audiovidente y el reconocimiento del personaje con su conciencia de actor es fantástica.
El metateatro tiene que ver con la conciencia dramática. Esta conciencia viene de una realización por un personaje que la escena o una escena dentro de la escena no es ‘real’ o es teatro. Y, este personaje contra la escena o crea su propia escena. Un ejemplo es montar la escena o crear su propio guion. Esta es metateatro. El parte confundido es que anagnorisis, conciencia dramática, y metateatro son partes de la misma idea, pero son separados. Además, metateatro puede ocurrir en una película. Pero, cuando la cámara captura este metateatro o conciencia en una manera que da al vulgo una conciencia o realización de su propio, esto es metacine. Cuando vemos metacine, podemos ser espectadores mejores porque ya entendimos el mensaje debajo de la trama superficial.