Llevar café en Buenos Aires es algo que existe exclusivamente para los extranjeros. Tomar café en Buenos Aires es un ritual cotidiano que dura por lo menos una hora y incluso una comida si lo tomas para la merienda a las cuatro de la tarde. Por eso no es de sorprender que en casi cada otro cuadro se puede encontrar un café en esta ciudad. El café más histórico y tal vez más importante es el Café Tortoni que se fundó en 1858. La ubicación de Tortoni ubicada en 824 Avenida de Mayo expresa la gran metáfora del concepto del café o bar como un centro de civilización donde tienen lugar las reuniones culturales, sociales e intelectuales. El sótano del café se usaba para movimientos literarios y sigue sirviendo como una preservación cultural donde se sostiene actuaciones de tango y poesía y presentaciones de premios literarios. Este café se frecuentaba por el escritor argentino más importante Jorge Luis Borges. El jueves pasado, tuve el gran placer de almorzar en Café Tortoni. Al entrar, se puede sentir la historia con el gran salón que parece extender para siempre. Casi odas las mesas se ocupaban y el café fue llenado de gente, por tanto lugareños como turistas internacionales, hablando y socializando y cumpliendo el propósito de ir a un café. La reputación de Tortoni no fue la de una superficial. Los bocadillos y churros con chocolate fueron para recordar. Aunque menos conocido que Tortoni, el bar Varela Varelita en la esquina entre Scalabrini Ortiz y Paraguay en el barrio Palermo es otro café emblemático de la ciudad que ha servido como un lugar de reunión para artistas, politicos y escritores. Este es un bar mucho más modesto y típico y aunque no se puede sentir la historia tanto como en Tortoni, al entrar, se ve las pinturas de artistas locales colgadas en las paredes y te das cuenta de que es un verdadero café que apoya la comunidad artista y intelectual. Varela Varelita mantiene un ámbito amistoso en que es típico que los mozos juegan al ajedrez con clientes. Las medialunas son unas de las más ricas de la ciudad. Un viaje a Buenos Aires no es completo sin la visita de una serie de los bares notables.
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