Iguazú no pareció como el Argentina que conocía las tres semanas antes. El cambio entre una ciudad grande y concurrida y un pueblo pequeño y tranquilo era evidente desde el momento que llegé a la estación de omnibus allá. Me encontré en un lugar con ambientes, personas y paisajes diferentes.
La primera diferencia entre Buenos Aires y Iguazú que observé fue la estructura de los edificios. En Buenos Aires, casi todos los edificios son muy altos de las casas, tiendas, y centros en Iguazú. La mayoría de los edificios en Buenos Aires fueron construidos con diseños complejos mientras los diseños de los edificios en Iguazú parecieron más simples. También miré que la calidad de construcción de los edificios son peores en Iguazú. Vimos que algunos casas ni siquiera tienen tejados.
También observé inmediatamente que las personas allá son más pobres de la gente que ya conocía en Buenos Aires. Aunque no he visto las áreas pobres de Buenos Aires, es más difícil encontrar personas con ropa mala, o además, personas sin casas. Pero cuando tuve el colectivo a lugares diferentes en la ciudad, vi que Iguazú parece más como un comunidad y hay lugares con música donde la gente juntan. También podía ver el aspecto de comunidad allá por mirar más grupos de personas tomando el mate.
El tercer diferencia entre Buenos Aires y Iguazú es los paisajes diferentes. Mientras los lugares geniales en Buenos Aires son museos, teatros, y puertos, los lugares geniales en Iguazú son más naturales. Un ejemplo es las tres fronteras entre Argentina, Paraguay, y Brazil, que pude ver desde el borde del pueblo. Vi los ríos entre los tres países sus montañas bonitas. Era muy pacífico caminar allá a la puesta del sol. Pero el ejemplo muy obvio de una paisaje diferente allá es las cataratas. Inmediatamente, yo sentía como era en la naturaleza. Encontré animales que nunca había visto en los senderos bonitas. La garganta de diablo fue el mejor vista que he visto en mi vida y sentía en paz la niebla me rociaba. Pero la mejor experiencia para mi en Iguazú fue el paseo en barco. Podía ver las cataratas desde la pie, y tenía un momento de felicidad puro cuando fui bajo la agua.
Ahora siento que he visto Argentina desde más perspectivos. Me encantó Iguazú porque era un cambio en los ritmo de paso de este viaje a Argentina. Pienso que Iguazú es un lugar importante para turistas o personas de Buenos Aires porque tiene un ambiente totalmente diferente. La gente que visitan pueden encontrar personas con estilos de vida más humildes. Pueden disfrutarse en la tranquilidad del pueblo. Finalmente, pueden olvidar sus preocupaciones cuando toman tiempo a ver las tres fronteras y las cataratas. Todos necesitan una pausa de la vida ocupada para disfrutar la naturaleza. Por eso, Iguazú fue mi parte favorito de las tres primeras semanas de este viaje.