Este fin de semana mis compañeros y yo fuimos al Parque Nacional Iguazú.  Era muy fácil comparar las diferencias entre la ciudad de Buenos Aires y Iguazú (en la provincia de Misiones).  Primeramente, la vida es más silencio en Iguazú, y me recuerda de un campo típica.  No hay mucha industria allá, y es un estilo de vida más relajado en comparación con la atmósfera de Buenos Aires, o cualquier gran ciudad del mundo.  Mis compañeros y yo hemos dicho, desde el tiempo que hemos regresado a la ciudad, que ¡es más difícil dormir aquí que allí!  También, podía notar una diferencia entre los actitudes de los ciudadanos/trabajadores de Iguazú y de Buenos Aires.  En los ciudades del mundo, es dicho que los ciudadanos siempre están corriendo, y tienen actitudes más severos.  Pero en el campo, o en lugar que está afuera de una ciudad, el estilo de vida relajado contribuye a una actitud más amable, por lo general.  Los trabajadores, incluyendo los conductores de los taxis, los directores del parque, etc., fueron muy simpáticos y serviciales (de nuevo en comparación con los de Buenos Aires y otros ciudades, como Nueva York, por ejemplo).  Es interesante comparar y contrastar los estilos de vida y las actitudes y sentimientos de personas por los lugares y ambientes del mundo.

Definitivamente puedo notar que Iguazú es un gran punto de interés turístico.  Visitando y viendo las cataratas es una experiencia que cambia la vida.  Después de ver la parte más alta de las cataratas por la primera vez, mis amigos y yo estábamos caminando en silencio.  Estábamos reflejando sobre la belleza que no se puede describir en las palabras o capturar en las fotos.  Aunque estoy segura que Iguazú es un lugar turístico muy próspero, estoy curiosa si es demasiado próspero de apoyarse.  Si la economía casi solamente depende de los turistas, es muy arriesgado, porque puede derrumbarse si la asistencia de los turistas desacelera.   Esta situación me recuerda de los países que no son muy industriados, como los en Africa y en América Central (ej. Costa Rica).  Dependen mucho en los otros países para exportarlos y ofrecerlos sus productos, pero no tienen economías independientes.  En otras palabras, aunque Iguazú es un lugar fantástico, no puede ofrecer más que su gran atracción, creando una situación económica como los países que no son independientes económicamente.

Para terminar mi mini-ensayo positivamente, ¡mi experiencia en Iguazú era mi fin de semana favorito durante mi tiempo en Argentina!

Las Cataratas de Iguazú eran increíbles y espectaculares; era una vista asombrosa que no sé como describir con palabras. La naturaleza, en serio, es el lugar más linda del mundo. En comparación con la ciudad de Buenos Aires hay muchísimas diferencias. Puerto Iguazú parece como un pueblo enfocado en la naturaleza porque no hay un gran centro como en Buenos Aires, pero todo proviene de las cataratas. Además, hay una población indígena que se llaman Guaraní, pero como muchos indígenas por todo el mundo, perdió su tierra a hoteles y otras cosas que enfatizan las cataratas para ganar dinero. Es una lastima que la gente que sean la más cerca de la naturaleza no puede experimentar y disfrutar su propio hogar. La gente de Puerto Iguazú me pareció más indígena que los blancos y rubios que encontré en Buenos Aires; al mismo lado, es una ciudad moderna con vínculos fuertes a Europa, mientras Misiones tiene una gran conexión con la tierra y la historia verdadera de Argentina. También, había un gran fijación con mate allí; cuando se entra al parque, hay un lugar para volver a llenar su mate pero no hay ningún fuente de agua para los visitantes.

Para Argentina, las cataratas son un símbolo de la naturaleza y sus origines; desde la conquista del Nuevo Mundo las existían. Por otro parte, las cataratas, simplemente, son tan grandes y extraordinarias. Aunque son grandísimas, es en lugar para volver a la naturaleza que se olvida cuando vive adentro de una ciudad. A los visitantes, es genial ver el poder y la fuerza del agua; no se puede encontrar algo como estas en cualquier lugar, por eso las cataratas tienen muchísima importancia. Estas cataratas destruyen las de Niagara, porque en Iguazú hay más o menos 275 cataratas distintas; por eso, hay muchos miradores que cada uno tiene una vista diferente. Fue muy interesante que se necesita tomar un tren y caminar por los paseos para ver todo. Es un lugar tan grande y en total caminé mucho pero, obviamente, valió la pena. Todavía no puedo creer la magnitud y grandeza de la naturaleza; aunque vivemos en un mundo moderno, tecnológico y de todo saber, tomamos por sentado la fuerza de la naturaleza y nuestro medioambiente. Para entender realmente, se tiene que escaparse de su vida día a día; además, aunque la naturaleza siempre nos rodea, es crucial parar y alzar los ojos para ver lo que se está perdiendo.